Periodismo y su lenguaje

El lenguaje periodístico es un lenguaje de sector históricamente dominado por un grupo social para la elaboración de un mensaje con cierto estilo; la expectativa es que sea comunicativamente eficaz y lingüísticamente económico. En todo producto periodístico se podrán rastrear en mayor o menor medida estas características:

Concisión. Es un rasgo imprescindible cuando se quiere transmitir en un espacio o en un tiempo fijo la mayor cantidad de información posible. Una consecuencia es el empleo de una sintaxis sencilla. Se deben emplear oraciones cortas. Los diversos elementos de la oración deben estar dispuestos siguiendo el orden lógico (sujeto, verbo y complementos -directo, indirecto, circunstancial-). Y este orden sólo debería verse alterado para destacar alguno de los componentes de la oración, lo que ocurre con frecuencia tratándose de la radio, televisión o redes sociales.

Claridad. El texto debe ser fácil de entender, transparente y nunca ambiguo; por este motivo, es necesario evitar un léxico ambiguo y emplear las palabras adecuadas al tema tratado.

Acomodo. La subordinación a un espacio o a un tiempo determinado y el deseo de cautivar la atención del lector desde las primeras líneas hacen necesaria una especial disposición de los contenidos en las notas periodísticas; además, es necesario dominar las palabras, combinarlas con inteligencia y sorprender al lector con metáforas que vengan al caso, pero sobre todo con datos.

Clichés. La urgencia con que se redactan los textos periodísticos, junto con la búsqueda de la concisión, fomenta la creación de un lenguaje con cierta tendencia al cliché, el uso de frases hechas y metáforas fallidas.

Objetividad.Toda información debe ser tratada con la mayor objetividad posible. La presencia de adjetivos antepuestos o valorativos es un síntoma inequívoco de subjetivismo en el tratamiento de esa información, como también lo es la presencia de pronombres o de formas verbales en primera persona. Es cierto, la objetividad pura no existe, ni podrá existir nunca en los medios, pero no impide hacer un esfuerzo para alcanzarla, una regla que en el periodismo deportivo no suele respetarse, porque los deportes entrañan actos heroicos que el periodista exalta con un lenguaje en el que se exagera para lograr un mayor efecto; sucede lo mismo con las transmisiones de radio y de televisión. Corrección. Dada la difusión de los medios, la influencia que ejercen sobre la lengua es trascendental: el hablante común tiende a imitar los usos lingüísticos de la prensa, la radio y la televisión (¿recuerdas el "tiritititooooo"?); por esta razón, los periodistas tienen la obligación moral de utilizar la lengua con la mayor corrección y propiedad, aunque es válido reconocer que elementos o expresiones que se salen de lo cotidiano hacen que ciertos periodistas alcancen notoriedad o reconocimiento social; en todo caso se debe tener cuidado de que se logre por cualidades positivas y no las que lo descalifiquen frente al auditorio, digamos, por su tendencia al insulto, la descalificación o la crítica sin argumentos válidos. Colectividad. En el caso de los medios impresos y la mayoría de los digitales, el texto periodístico es fruto de la colaboración de muchos: quien dicta la nota, quien la redacta, quien la corrige, quien la edita, quien la monta en la plana o sube a la web y quien la corrige o complementa con elementos de apoyo pertinentes). Elementos paralinguísticos. En la prensa escrita destacan los recursos gráficos como iconos, imágenes, colores, tamaño de las letras, etcétera que complementan el texto, por este motivo, el lenguaje periodístico se nutre de elementos visuales, extraverbales.

Fragmento del original de Giovanna Mapelli. El lenguaje de la prensa.