La relevancia social del periodismo deportivo
- Héctor González-Villalba
- 18 jul 2017
- 4 Min. de lectura

1. El desarrollo experimentado por el deporte-espectáculo en las últimas décadas como un hecho de carácter transversal y global lo ha convertido en un factor de identificación cultural que despierta emociones comunes y en un elemento de cohesión social de ciudades, regiones y países; especialmente ante la celebración de determinadas competiciones que generan una gran expectación al contar con la participación de equipos y deportistas locales o nacionales. El deporte en general, y el fútbol en particular por tratarse de la disciplina con mayor número de seguidores, se erige así como un «hecho social total», esto es, un fenómeno que moviliza a sociedades enteras con sus respectivas instituciones e impone su centralidad cultural debido a la fuerza de una popularidad y una universalidad que le son innegables (Coelho, 2004: 22).
El periodismo ha aprovechado muy bien la gran capacidad de atracción que posee el deporte proyectando los logros alcanzados por atletas hacia la comunidad a la que estos representan y apelando a los ciudadanos a ser partícipes de la consecución de un éxito colectivo mediante el consumo de noticias deportivas. De esta forma, se ha fraguado una especie de simbiosis entre deporte y medios de comunicación social, de forma que la mediatización de las competiciones contribuye a fomentar determinadas disciplinas deportivas, incluso las menos conocidas, al mismo tiempo que la difusión de los resultados entre un público cada vez más interesado, otorga importantes ingresos económicos y notoriedad social a los medios que se dedican a cubrir este campo informativo.
Como consecuencia, el periodismo deportivo ha logrado ocupar en un gran número de países europeos y latinoamericanos un nicho de mercado muy amplio, por encima de cualquier otra área de información especializada, y cautivar a una masa de público vasta y heterogénea a la que surte continuamente de contenidos desde un número cada vez mayor de soportes, tanto diarios impresos y revistas como programas radiofónicos, espacios televisivos y sitios de Internet específicos.
El gran volumen de oferta que aglutina el deporte le convierte en el producto periodístico más demandado y consumido por los ciudadanos y, además, en el más codiciado por empresas y grupos de comunicación, que pujan cada tempo‑ rada con cantidades multimillonarias por adquirir los derechos televisivos de emisión de las grandes competiciones nacionales e internacionales, especialmente las futbolísticas, porque son estas las que obtienen los mayores índices de audiencia y atraen a un mayor número de anunciantes con los que sanear sus cuentas de resultados.
Sobre esta cuestión, Diana (2007: 27) subraya la importancia creciente que otorgan los medios de comunicación a los contenidos relacionados con el espectáculo deportivo, gracias a los cuales disfrutan de una productividad sin precedentes, sobre todo en televisión:
La apretada agenda de competiciones internacionales existentes (Copa del Mundo y campeonatos europeos de fútbol, Juegos Olímpicos, grandes premios de Fórmula Uno, etc.) brinda a las cadenas la oportunidad de explotar un negocio que parece inagotable, mientras que, por otro lado, el tiempo de emisión dedicado al deporte (especialmente las retransmisiones en directo) se constituye definitivamente como un pilar fundamental para lograr el equilibrio estructural de la programación de las cadenas.
Por otra parte, este tipo de periodismo a lo largo de su evolución ha ido marcando tendencias, creando un estilo propio –basado en el color, la originalidad y la espectacularidad de sus propuestas– y aportando un nuevo modelo de presentación de las informaciones a través de un lenguaje que es visualmente atractivo y resulta común y accesible para todos los públicos. En opinión de Alcoba (2005: 10), el auge de este tipo de periodismo especializado se fundamenta precisamente en la inteligibilidad de los códigos lingüísticos que utiliza:
Los periodistas deportivos informan de un género específico comprensible a todas las mentalidades a través de un lenguaje universal que todos entienden, producto del espíritu y la filosofía del deporte, como fenómeno cultural más seguido y practicado desde comienzos del siglo pasado y que va en aumento en el siglo que hemos iniciado.
Mediante esta fórmula, en la que se combinan información con espectáculo, datos con emociones, a través de un lenguaje universal, el periodismo deportivo logra un mayor acercamiento al público y una mayor complicidad entre practicantes, aficionados y medios de comunicación, de lo que se beneficia para captar y fidelizar clientes.
El papel relevante que desempeña esta modalidad periodística en las sociedades contemporáneas es especialmente significativo en el ámbito de la prensa, donde la información deportiva despunta no solo una de las secciones estrella de los diarios generalistas de referencia y mayor prestigio, sino también como el área de especialización periodística con un mayor número de cabeceras.
El hecho diferencial del deporte como producto periodístico es un fenómeno común en muchos países europeos, sobre todo los pertenecientes al arco mediterráneo, que es donde más ha proliferado este tipo de prensa especializada (Jones, 1994). Para muchos expertos esta coincidencia tiene mucho que ver con la circunstancia de que en los países latinos del sur de Europa, a diferencia de otros como el Reino Unido, Alemania y Holanda, no existen periódicos tabloides o de corte popular-sensacionalista, lo que ha originado que la prensa deportiva sea precisamente la que más se aproxime formalmente a este modelo de diarios y ocupe ese nicho de mercado (Armentia, 2004). De hecho, el sensacionalismo es uno de los rasgos con que se suele asociar a una buena parte de los diarios deportivos, que, como ocurre en una parte de la prensa británica se basan en una tipografía impactante, un diseño innovador y un tratamiento sensacional del lenguaje visual como técnica para captar un mayor número de lectores.
ROJAS TORRIJOS, José Luis. La futbolización de la información deportiva. En Comunicación y Cultura Número 13. 2012. Pp. 75-95.
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